La atmósfera «dulcemente peligrosa» —que planea en estos siete relatos e induce a la melancolía y al temor del cielo— parece cincelada por una mente insidiosa y despiadada, que observa a los personajes y sus tribulaciones como un entomólogo, sabio y cómplice a la vez. Un terror sutil, un gélido secreto, una subrepticia propensión al delirio anidan en los gestos y los lugares de estos cuentos irónicos y violentos. ¿Accederá Marie Anne a dejar en manos de unos ricos a su pequeña hija, a la que en realidad detesta? ¿Acaso Gretel, esposa de un carnicero, podrá demostrar que también es capaz de matar? ¿Puede la señora Heber fundar las sospechas que alberga sobre la conducta de su marido? ¿Vencerá Ruth su soledad conquistando a la bella Vreneli? ¿Cuál será el efecto del Föhn, ese viento furioso, en una pareja de viejos que están a punto de celebrar sus bodas de oro? Todos podríamos llevar oculta una engañosa respuesta.