Amélie Nothomb siempre me hace pasar un buen rato con sus historias y en ésta hace un retrato mordaz y retorcido de la infancia, pero también realista, porque... ¿no es la infancia una de las épocas en que la crueldad de los humanos es tan pura como su inocencia? Esta dicotomía queda muy bien plasmada en la historia, aderezada además por esa ironía característica de la autora que, además, aprovecha para ir lanzando críticas por ahí... al sinsentido de las guerras, al régimen chino, al racismo... A destacar el eje de la novela, la relación entre la protagonista y Elena, tan ácida como disfrutable.
hace 7 años