Otra novela protagonizada por el detective Charlie Parker, esta vez como tema central de el racismo. Pasable.

Para mí lo más destacable de las novelas de Connolly son sus personajes, tan complejos y llenos de matices, pero que saben perfectamente cómo son, lo que han hecho y no se engañan a sí mismos. El tema del racismo y el fanatismo sí parecen recurrentes en sus novelas, lo que las vuelve aún más negras de lo normal, y en este caso concreto el reverendo ( que ya había aparecido en la novela anterior ) le da un nuevo sentido al terror.

Connolly sigue siendo una apuesta segura y su manera de enfocar el género negro es audaz y lleno de matices. Nuevamente, destaca el desarrollo psicológico de los personajes en una historia, como siempre, llena de tensión, y que además le sirve de excusa para seguir ahondando en el retrato menos halagüeño de la sociedad y de la historia americanas: la segregación racial, el fanatismo religioso y el poder de las fortunas. Con una narrativa muy contundente, a pesar de la brutal violencia de sus relatos destaca la fuerza de la personal ética de su protagonista y de la necesidad de encontrar justicia para las víctimas indefensas, sin renunciar a la presencia de la dimensión espiritual y sobrenatural que el autor sabe conectar a la perfección con el desarrollo de la intriga.