Hace treinta años:
En una casa de campo de la Patagonia, a quince kilómetros del vecino más próximo, uno de los candidatos a intendente de Puerto Deseado despierta tirado en el suelo. No tiene ni un rasguño, pero su pecho está empapado en sangre y junto a él hay un cuchillo. Desesperado, se levanta y busca a su amante por toda la casa. Viajaron allí para pasar un fin de semana juntos sin tener que esconderse de los ojos del pueblo. Todavía no sabe que ya nunca volverá a verla. Ni que la sangre que le moja el pecho tampoco es de ella.
Hoy:
Nahuel ha pasado casi todos los veranos de su vida en esa casa. Un día encuentra una vieja carta cuyo autor anónimo confiesa haber matado a la amante del candidato. El asesino deja planteada una serie de enigmas que, de ser resueltos, prometen revelar su identidad y la ubicación del cuerpo. Entusiasmado, Nahuel comienza a descifrar las pistas pero pronto descubre que, incluso después de treinta años, hay quienes prefieren que nunca se sepa la verdad.