Venecia es una gran aventura histórica. Pero puede ser también una pasión individual. En el título de este libro, Diccionario del amante de Venecia, se subraya la palabra amante. Evidentemente, no se trata de una "guía", sino de una experiencia personal ligada a mi vida como escritor. Llegué allí muy joven y, desde entonces, todos los años, en primavera y otoño, he dedicado mucho tiempo a pasear, navegar, observar, respirar, dormir y embelesarme. Venecia, ahí radica su secreto, es un amplificador. Si uno es feliz, lo será diez veces más; si es infeliz, cien veces más. Todo depende de la disposición interior y de la relación de cada uno con el amor. ¿El amor? Sí, y en todos los sentidos: ángeles y libertinaje, arquitectura, pintura, música, novela, poesía, pero también aire, piedra, agua, estrellas. Naturaleza y cultura al fin equiparadas. Venecia no es un museo, sino una creación constante. Si se eluden los clichés, el turismo, la cháchara inútil, si se alcanza un auténtico anonimato, entonces se descubre el significado de la palabra "paraíso". ¿El mundo se precipita hacia el caos, la violencia, el terror, la pornografía, la mercantilización? Pues no: vea, escuche, lea; éste es el lugar mágico del que deben dejar constancia los artistas y los espíritus libres.