No soy un súper fan de Joyce Carol Oates. La descubrí muy tarde en mi vida. Me imponen sus novelas por el grueso de los tomos que las contienen, aunque estoy consiente del lugar preponderante que ocupa en la literatura norteamericana, donde la consideran una de sus mejores exponentes, y por tanto, cada año la promueven como candidata para el Nobel. “Carthage” es su última novela. Publicada a finales del 2014, trata sobre la desaparición de Cressida, la hija menor de la familia Mayfield, integrada por su padre Zeno, la madre Arlette y su hermana mayor, Juliet. Una noche de sábado, Cressida joven de 19 años, desaparece en una zona boscosa, a 20 kilómetros de su casa, hecho sorpresivo para sus padres, porque había salido caminando a cenar a casa de una amiga, ubicada a unas cuadras de su casa. El principal sospechoso de la desaparición es uno de los personajes trágicos de la novela: Brett Kincaid, un joven muy cercano a la familia Mayfield, quarterback del equipo del Instituto de Carthage, héroe de la guerra de Irak, de donde regresó mutilado física y mentalmente, y que esa noche, mezcló alcohol con una serie de fármacos que requería para su rehabilitación. Cressida, “La Lista” es un personaje complicado y por tanto, difícil de querer. Con poca tolerancia a la frustración, baja autoestima, siempre “desesperadamente necesitada de marcharse y estar sola. Y una vez sola, con sus pensamientos volviendo contra ella como avispas enfurecidas”; muerta de envidia, de celos y rencor hacia su hermana Juliet, “La Bella”, Cressida, más que protagonista, parece la antagonista de la novela. Juliet, "La Bella", es otro personaje trágico: no sólo padeció la desaparición de su hermana pequeña , con todo el dolor que conlleva, sino sumó el de sus padres; como si lo anterior fuera poco, Juliet era la prometida de Brett, el sospechoso de la desaparición de su hermana menor. En Juliet, la bella y sencilla hermana mayor se refleja el derrumbe familiar que provocó la desaparición de Cressida. Mis sentimientos sobre la lectura de “Carthage” son muy confusos: al inicio me desesperó, y me fijé como meta, leer hasta la página 100 para tomar la decisión de seguir o dejarla; pero me clavé tanto que para cuándo me di cuenta, ya andaba leyendo la 150; sin embargo, por allá de la 300, me parecía que la historia se le estaba alargando, pero al avanzar hacia el desenlace de la novela, creí entender las intenciones de la autora. La novela terminó cautivándome. Historia del derrumbe de una familia, de los saldos que producen las guerras, de la voracidad y ferocidad de los medios de comunicación frente a la tragedia Si un pero le pongo a “Carthage”, es el número de páginas. Creo que al responsable de la edición le pesó el nombre de la autora. Para mi, sobraron cuando menos para mí unas 150’s, sobre todo las que narraron la visita al Centro Penitenciario; no aportó nada a la historia, salvo el resultado. Muchas páginas para un regreso a la realidad. Pero quizá este comentario negativo sea defecto del lector, más acostumbrado a la dinámica de la novela negra tradicional (la primera parte de "Carthage": Joven desaparecida, es 100 % novela negra), que a la profundidad con la cual la autora nos presentó a sus personajes, casi una decena, la mayoría secundarios.
hace 4 años