Martínez de Pisón, al igual que la mayoría de los escritores especializados en largas novelas, de vez en cuando ha publicado narrativa corta rompiendo así con la estructura general de sus historias, en las que se repite, como elemento común a ellas, el discurrir de una familia española a lo largo de varias generaciones. Si en «María Bonita» (https://antoniocanogomez.wordpress.com/2018/02/10/maria-bonita-ignacio-martinez-de-pison/), anterior incursión en la novela corta del zaragozano analizada en este blog, una niña idealiza a sus padres y a su tía pese a las miserias que arrastran, y al final de la historia la dura realidad le muestra que no todo es como imagina, en «Carreteras Secundarias» se sigue un esquema parecido, solo que desde el punto de vista de un adolescente. Felipe, al contrario que la niña de «María Bonita», se aleja de la idealización de la figura de su padre y adopta una actitud crítica hacia él hasta llegar a la conmiseración. Viviendo de negocios fracasados, lleno de deudas y saltando de ciudad en ciudad en función del grado de persecución de sus acreedores, el padre del protagonista se resiste a reconocer su fracaso haciendo creer a su hijo que lo que más le pesa es no ser capaz de darle una vida estable. Ambientándose en el primer lustro de la década de los 70, parece como si la elección de la decadencia del franquismo y la creciente oposición al régimen obedecen a la intención del autor de crear un paralelismo entre esa realidad sociológica y la decepción que el padre genera en su hijo al llegar a la edad adulta. Inestabilidad a salto de mata de ciudad en ciudad y abundando la vida en urbanizaciones de playa en invierno. Sucesión de novias inestables que pasan por la existecia de un padre que se siente culpable por no darle a su hijo lo más parecido a la madre que murió siendo aquel un bebe. Y en medio, la idealización de ambos a los médicos que -situémonos en el momento histórico- salen en la prensa cada vez que acometen con éxito un trasplante de corazón. La necesidad de tomar a alguien como referente, como ejemplo de que se puede triunfar en la vida y salir algún día del fracaso y así mantener viva esa esperanza. La novela tiene momentos lentos y no es, ni mucho menos, de lo mejor del zaragozano -la capital del Ebro, como bien ocurre en todas sus historias, alberga una parte importante de la trama-. No obstante, los paralelismos con «Maria Bonita» (niña o adolescente de protagonistas, ambiente gris de finales del franquismo en consonancia con los tonos grises de la personalidad de los adultos, final desesperanzador ante el futuro…) ofrecen como dato curioso que el autor, a la hora de escribir, se mueve entre dos registros bien diferenciados en función de que ofrezca narrativa corta o larga. https://antoniocanogomez.wordpress.com/2018/07/11/carreteras-secundarias-ignacio-martinez-de-pison/
hace 2 años