Chris era un abogado experimentado, pero nunca imaginó que el caso más difícil de su vida... sería defender a su hija de la acusación de asesinato. Todo parece estar en contra de la joven Olivia: varios testigos la vieron aquella noche en una urbanización desierta, jugando a su propia versión de la ruleta rusa con su rival Ashlynn, que poco después apareció muerta. A medida que investiga, Chris descubre una historia sórdida, la lucha entre dos pueblos: Barron, enriquecido por el auge de la industria química, y el vecino St. Croix, que lo único que ha recibido son aguas contaminadas, casos de cáncer y mucho odio. Pero Chris también descubre que ningún padre puede estar seguro al cien por cien de lo que es capaz de hacer su propia hija.