La princesa Rulinda está preocupada porque piensa que a su padre, el rey, le ocurre algo raro… ¡Está hechizado! ¿Quién se habrá atrevido a hacer semejante cosa? Rulinda está convencida de que la culpable es la reina, que, en su opinión, es nada más y nada menos que… ¡una bruja!