
A pesar de que las tecnologías digitales han revolucionado nuestra forma de relacionarnos y comunicarnos, los libros epistolares siguen gozando de buena salud. Resultan fáciles de leer, podemos interrumpir la lectura al finalizar cada carta para retomarla más tarde sin perder el hilo; y, además, despiertan nuestra curiosidad porque nos permiten bucear en las intimidades de uno o varios personajes y en sus relaciones. Es posible que las cartas escritas a mano hayan quedado relegadas como objetos de culto y colección para unos pocos nostálgicos, pero los libros formados por cartas, reales o ficticias, siguen resultando muy interesantes para los lectores, como demuestra este listado con algunos de los más leídos.
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