La desesperación amorosa, detalles de su vestuario, anotaciones científicas o dibujos de ingenios mecánicos forman la «amalgama» de pensamientos que brotaban de un maduro Leonardo da Vinci y que la Biblioteca Nacional desvela en la primera exposición monográfica sobre sus Códices I y II.
«El imaginario de Leonardo. Códices Madrid de la Biblioteca Nacional de España«, abierta en la Sala Hipóstila de la centenaria institución hasta el próximo 29 de julio, deshoja estos dos libros de notas, que representan el 10 por ciento de la obra del genio renacentista que se conserva en todo el mundo, dado que entre el 60 o el 70 por ciento se ha perdido.
Son las dos únicas piezas de Leonardo que se conservan en España (unas seiscientas páginas) y para hacerse una idea de su valor, basta con recordar que en 1994 Bill Gates pagó más de 30 millones de dólares por un libro de notas de 36 páginas sobre ingeniería hidráulica, y, por tanto, con menor amplitud de contenido que los conservados en la BNE.
Redactados en torno a 1500 con su escritura inversa (era zurdo), los códices son los únicos que conserva España de la colección de manuscritos que llegó a Madrid a principios del XVII, incluidos los dibujos anatómicos ahora propiedad de la corona inglesa.
La exposición, comisariada por Elisa Ruiz y dividida en varios módulos, tiene un doble objetivo: revelar los secretos de la personalidad de Leonardo más allá de su faceta de pintor, y mostrar cómo se han restaurado y estudiado exhaustivamente los códices entre 2010 y 2011.
Estos trabajos han consistido en retirar la encuadernación del siglo XVIII que oprimía el pergamino, y devolver al sistema original de la época, «elegante y práctico», que se cerraba con una presilla y un botón de madera, además de escrutar su contenido y digitalizarlo.
El Códice I es un tratado de mecánica y estática, que se puede contemplar ya encuadernado tras los trabajos de conservación, mientras que el II, que es un estudio de fortificación, estática y geometría, aún no está ensamblado, lo que permite la exposición de los folios de pergamino que lo forman.
Las obras ya se habían expuesto en anterior ocasiones, pero nunca como un objeto de investigación transversal en torno al pensamiento de un hombre maduro, autodidacta, adelantado a su tiempo y con un perfeccionismo obsesivo, ha explicado la comisaria de la muestra, quien rechaza la mitificación de Leonardo en torno a la «Gioconda» y diversas leyendas, como sus aficiones culinarias.
«En la noche de San Andrés (30 de noviembre), se me acaba la vela, se me acaba el papel, se me acaba la tinta y se me acaba el tiempo, pero acabo de descubrir la cuadratura del círculo», relata el genio renacentista en el Códice II, un momento de luz en un hombre que no era feliz, según Elisa Ruiz.
«Hijo natural de un notario, que no pudo ir a la universidad y homosexual (lo que en su época le creó muchísimos conflictos), sufría el síndrome de la obra inacabada», tal como se puede observar en uno de los folios expuestos, donde tacha en varias ocasiones su definición de lo que hoy conocemos como ley de la gravedad, explica la experta.
La exposición, en la que podemos ver su autorretrato como un león que arde, se complementa con otras obras que conserva la centenaria institución cultural, como bellísimos grabados y otros libros y tratados del momento, como «El carro de la fama».
Todo ello, con fondos propios, es decir, que es una muestra «genuinamente BNE», ha recalcado Gloria Pérez-Salmerón, directora de la institución cultural, que va a editar un libro interactivo con la exposición, después del éxito del anterior, «El Quijote».
La imagen de esta exposición es un dibujo del Códice I, un ingenio mecánico titulado «Aquí está el resorte que se mueve». Y es que, al fin de al cabo, esta es la «metáfora de la vida de Leonardo», concluye Elisa Ruiz.
Madrid, 28 may (EFE)