«My Story» recupera la edición de las memorias de Marilyn Monroe de 1954

«My story» recupera las memorias de Marilyn Monroe, que ella misma hizo en colaboración con el guionista de Hollywood Ben Hecht en 1954, una edición que no se publicó en Estados Unidos hasta 1974 y que ahora se publica en España con fotografías poco conocidas de la actriz.

Ben Hetch, nominado al Oscar en cinco ocasiones y ganador de uno por «La ley del hampa» (1929), era uno de los guionistas más solicitados de Hollywood, autor de obras como «Scarface» o «Primera Plana».

Víctor Fernández, autor del epílogo, ha explicado a Efe que Hecht era la persona «a la que llamaban para arreglar guiones que no funcionaban y su reputación le llevó a trabajar al lado de Hitchcock («Enviado especial», «Recuerda», «La soga» o «Náufragos»), Ernst Lubitsch («El bazar de las sorpresas»), King Vidor («Duelo al sol») o Charles Vidor («Gilda»)».

En ese contexto, continúa Fernández, en 1949 reclamaron sus servicios para «tratar de salvar la película ‘Amor en conserva’ de los hermanos Marx, en la que tenía un breve papel una desconocida modelo, Norma Jeane Mortenson, que luego sería conocida como Marilyn Monroe.

Fernández ve improbable que Hecht y Marilyn se llegaran a conocer durante el rodaje de aquel filme de los hermanos Marx, pero el guionista siguió escribiendo diálogos para otros personajes interpretados por Marilyn en «Me siento rejuvenecer» (1952) o en «Cuatro páginas de la vida» (1952) y dos años más tarde la actriz confió en él para escribir sus memorias.

Para el epiloguista, las memorias permitieron a Marilyn «aclarar y responder a los rumores sobre una infancia atormentada, el haber aparecido desnuda en un calendario o ser la esposa del campeón de béisbol Joe DiMaggio, hechos que la convertían en objeto de deseo para admiradores y cotillas».

Las memorias también le permitían «construir una imagen y acabar con el mito de rubia tonta» que la perseguía tras protagonizar «Los caballeros las prefieren rubias» o «Cómo casarse con un millonario».

Las entrevistas entre ambos comenzaron en marzo de 1954 en el Hotel Beverly Hills de Los Ángeles -en ocasiones con la compañía del periodista Sidney Skolsky, uno de los íntimos de la actriz-, y en estas sesiones Marilyn se entregó de manera deliberada.

En sus encuentros con Hecht, la rubia actriz habla de una infancia difícil en varios hogares de adopción lejos de una madre con problemas mentales y un padre sin identificar, de saberse deseada ya en el instituto o de las miserias humanas de su matrimonio de conveniencia con Jim Dougherty, hijo de unos vecinos.

«Eran tan duras esas confesiones que a menudo acababan con la protagonista llorando ante la emoción de su interlocutor», comenta.

En abril, Hecht ya tenía un primer borrador de 168 páginas a la espera de ser aprobado por Marilyn, y otras 40 con una descripción de los temas pendientes por tratar, entre ellos la muerte de la tía Grace -clave en su infancia y juventud-, el deseo de ser madre o la creación de su propia compañía.

El texto, que recibió la aprobación de la actriz, concluía con el concierto ante las tropas estadounidenses en Corea, e incluía frases atribuidas a la estrella y que aún se consideran suyas, como «Hollywood es un lugar donde te pagan 100 dólares por un beso y 50 centavos por tu alma. Lo sé porque rechacé la primera de estas ofertas con bastante frecuencia y me resistí a los 50 centavos».

Traicionando la confianza de ambos, el agente del guionista, Jacques Chambrun, vendió sin su consentimiento los derechos a «Empire News» de Londres, pero sorprendentemente «el manuscrito que tenía el periódico británico no tenía nada que ver con lo redactado por Hecht».

Poco después, el fotógrafo Milton Greene, colaborador íntimo de Marilyn, compró los derechos de una autobiografía que no se publicó hasta 1974, aunque «ocultando el nombre de Hecht, algo que no se restituyó hasta la edición del año 2000, la que se considera como versión definitiva de estas memorias interrumpidas».

En 1975 se publicaron también en España «las memorias sin Hecht» y la presente edición, realizada por Global Rhythm, restituye la autoría de Hecht y recupera la traducción que hizo entonces la también escritora Marta Pessarrodona.

En opinión de Fernández, la virtud de estas memorias es ofrecer al lector «la voz en primera persona de Marilyn» y «en 2012, cuando se recuerden los 50 años de la muerte de la actriz, los numerosos libros conmemorativos que aparezcan partirán de éste».

Barcelona, 1 ene (Jose Oliva / EFE)

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