Jake Arnott cierra su ciclo de gánsteres de Londres con «Crímenes de película»

El escritor británico Jake Arnott, considerado uno de los renovadores del género negro europeo, ha cerrado su ciclo sobre los gánsteres de Londres con «Crímenes de película«, una novela en la que ofrece un retrato del mundo criminal de los años 90.

Arnott, poco amante de los encasillamientos que habitualmente se hacen en el mundo anglosajón, no se siente muy cómodo con la etiqueta británica de autor de ‘crime novel’, y acepta de mejor grado la de autor de ‘novela negra’ o ‘noir’, que manejan otros países como Francia o España.

«Las ‘crime novel’ suponen la existencia de un misterio y su resolución posterior, unos presupuestos que no se adaptan a mis obras y que remiten a unas normas y pautas de las que yo me siento un tanto al margen», ha dicho el autor en una entrevista concedida a Efe en el marco del festival BCNegra, que se celebra en Barcelona.

En «Crímenes de película» (Mondadori), las vidas del periodista Tony Meehan, la hija de un gánster, Julie McClusky, y el traficante de drogas de diseño Gaz se entrecruzan, todas ellas ligadas a la de un hombre, el gánster psicópata y homosexual Harry Starks, una historia coral ambientada en este caso en el Londres de los años 90.

«Londres es un personaje más de la historia», señala Arnott, quien ve la metrópoli como «una gran ciudad, genial, con vida intensa, pero también una ciudad de la imaginación, dibujada en ocasiones por autores que no vivieron allí, por Borges, por Shakespeare, por Dickens».

Aunque nunca se lo planteó, Jake Arnott (Londres, 1961) cree que una historia situada en el Londres actual, en plena crisis financiera, sería «una buena idea, pero no sé si acabaría de encajar como cuarto libro de esta serie».

«Acabamos de vivir una década en la que los principales gánsteres son los banqueros, y gran parte de lo que antaño era el crimen organizado se ha perpetuado en nosotros a través del sistema bancario», anota.

La intención de la trilogía londinense era, comenta Arnott sin querer parecer pretencioso, «presentar los distintos elementos de una sociedad de forma épica, en el sentido de retratar un momento preciso, y para ello necesitaba distintas voces y puntos de vista, de ahí el carácter coral de las novelas».

En la tercera, todas las líneas narrativas paralelas que había planteado anteriormente acaban entrecruzándose como si formaran un todo: «Cuando escribía, imaginaba dentro de mi cabeza que los tres protagonistas formaban un mismo cuerpo: Tony era la cabeza, Julie el corazón y Gaz el estómago, las entrañas».

Admite Arnott que, sin saber por qué, toda su obra está dominada por «una confrontación entre realidad y ficción», en la que no faltan referencias a la cultura popular, «a veces un poco denostada, a pesar de que podemos acceder a la cultura en mayúsculas a partir de una cultura elitista o de una cultura de raíces más populares».

En esas referencias cita «Pulp Fiction», de Tarantino, que «quizá no tuvo una influencia positiva, más que nada por la interpretación que se hizo de ella»; o Guy Ritchie, representante de un cine inglés de gánsteres que había cometido el error de tratar de imitar el cine norteamericano, pero que «tuvo más suerte cuando acabó derivando hacia una ‘comedia física y gestual’ (slapstick comedy)».

El hecho de incluir un gánster gay en sus novelas puede ser interpretado como «un signo de los actuales tiempos», si bien piensa Arnott que este tipo de personajes «siempre han existido», y cita ejemplos visibles en «El halcón maltés» de Dashiell Hammett, o en «Brighton, Parque de Atracciones» de Graham Greene.

Tras cerrar la trilogía, Arnott ha publicado ya en Inglaterra otras dos novelas, «Johnny, come home» (Johnny, vuelve a casa), que analiza la política y el glamour del rock en los años 70; y «The Devil’s paintbrush» (La pincelada del diablo), que trata un escándalo sexual en la época victoriana, entre los siglos XIX y XX.

En julio aparecerá una tercera, «La casa de los rumores», en la que, jugando con ficción y realidad, el autor traza una historia con personajes reales como Ian Fleming, autor de James Bond; L. Ron Hubbard, fundador de la Cienciología y escritor ocasional de ciencia-ficción; y el científico Jack Parsons, uno de los fundadores de la era espacial.

Barcelona, 8 feb (Jose Oliva / EFE)

 

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