El escritor Jacek Dehnel narra la convulsa historia del siglo XX de su Polonia natal a través de las historias reales contadas por su abuela en «El Jardín de Lala«, una novela histórica que se publica ahora en España tras haber vendido 50.000 ejemplares en su país natal.
A sus 32 años, Dehnel puede vivir de la literatura gracias al éxito mundial de esta novela histórica sobre su abuela Lala, traducida a trece idiomas y publicada en español por Duomo Ediciones.
«Mi abuela era una excelente cuentista a la que nunca te cansabas de oír y de la que yo escuché sus relatos desde niño», recalca el escritor en una entrevista con Efe, a su paso por Barcelona.
Considerado el «niño prodigio» de la literatura polaca al escribir este relato con solo veinte años, Dehnel dibuja a su abuela como una mujer dinámica, sensible, culta, amante de los buenos libros, de los paseos por los jardines perfumados y enamorada de dos hombres muy diferentes.
Nacida en 1919 en el seno de una familia numerosa y excéntrica, en la que se mezclan polacos, rusos y alemanes, la vida de Lala entronca con la convulsa Europa del siglo XX y sirve como ejemplo de una generación de mujeres crecidas en el culto al coraje y la tolerancia.
«Mi novela tiene varias lecturas, porque pasa por la historia de una saga familiar, sigue narrando la vida de la clase intelectual polaca antes de la guerra, continúa con la historia de Polonia del siglo XX, relata cómo influyen las relaciones familiares en el devenir humano y termina reflexionando sobre el proceso de la enfermedad y de la vejez», asegura el escritor.
«A un nivel más profundo, intento concienciar sobre la importancia que tienen los cuentos y la memoria oral para traspasar generaciones, y también hablo del impacto y de la importancia del cuento en la literatura para convertir la historia en algo más universal», asegura este escritor, que también es traductor, poeta y artista plástico, algo que ahora no le permite su labor literaria.
Reconoce Dehnel que su abuela, «una persona con un gran sentido del humor», siempre quiso que se contase toda su vida sin ningún tipo de censuras, pero que el propio escritor sí que ejerció su propia autocrítica y evitó «exponer al público su deterioro físico, para no menospreciar su grandeza interior».
Jacek Dehnel tenía 20 años cuando publicó en Varsovia la novela, que su abuela no pudo leer impresa, ya que en el 2006 ya iba perdiendo la memoria y la razón: «era entonces cuando nuestra familia le recordaba su vida pasada, porque era como un tesoro para todos nosotros», reflexiona sobre Lala, que murió con casi 89 años, en el 2008.
Por esta novela, Dehnel recibió el Premio Paszport, otorgado por la prestigiosa revista polaca Polityka, lo que contribuyó a que su obra se difundiera enormemente.
«Fue un éxito muy grande, un gran reconocimiento público, porque los nietos se la compraban a sus abuelos, vendí 50.000 ejemplares, el libro se tradujo a trece idiomas diferentes y pude dedicarme a escribir», recuerda.
A los 26 años, Dehnel tuvo la osadía de enviar sus dos primeros libros de poesía al Premio Nobel polaco Czeslaw Milosz, que tenía entonces 90 años y que leyó su obra y tuvo palabras laudatorias, hasta el punto de calificar sus poemas de «emocionantes» y augurarle un prometedor futuro literario.
Aquel, «fue un momento muy importante de mi vida, ya que Milosz tenía muchos problemas de visión y tuvo que hacer un gran esfuerzo para leerlos. De haberlo sabido antes, no se los hubiera enviado; esa es la grandeza de un hombre al que le interesa el futuro de la literatura polaca, pese a su edad y sus carencias físicas», rememora Dehnel.
«Debuté muy joven, a los 18 años, tuve mucha suerte y tengo que estar muy agradecido, aunque con este calificativo te sientas presionado; además, como ya he empezado a tener las primeras canas, ya no me tratan como a un niño…», dice al ser preguntado por su condición de «niño prodigio» del panorama literario polaco.
«¡Si mi abuela estuviera aún viva, tendríamos muchos más temas de los que hablar que de la historia de su vida hecha novela!», concluye el escritor, rememorando el amor que sentía por Lala, reflejo de una generación de mujeres valientes y firmes, que mantenían unidos los lazos familiares.
Barcelona, 20 may (Nana de Juan / EFE)