El escritor Luis Goytisolo ha visto reunida por primera vez en un solo volumen la monumental «Antagonía«, una novela de novelas, en la que el autor indaga sobre el proceso de la creación.
Goytisolo ha recordado que el planteamiento de la primera editorial, Seix Barral, fue publicar «Antagonía» en cuatro libros sucesivos: «Recuento» (1973), «Los verdes de mayo hasta el mar» (1976, Premio Ciudad de Barcelona), «La cólera de Aquiles» (1979) y «Teoría del conocimiento» (1981).
Esa iniciativa, dice Goytisolo, «perjudicó» a la obra, pues él mismo ha podido comprobar que no todo el mundo la había leído íntegramente, «lo mismo que sucede con ‘En busca del tiempo perdido’, de Marcel Proust, que rara vez nadie lo ha leído todo».
Según el autor, «Antagonía» es «una historia de la creación, desde el nacimiento del creador, sus primeros balbuceos, una visión de él mientras está escribiendo, que también se convierte en personaje, visto por una prima».
La última parte, añade, es «la reelaboración de todo lo que ha vivido este señor, convertido en novela».
Goytisolo resume que el monumental volumen, de más de mil páginas, se articula en tres relatos: «uno primero, en el que un adolescente quiere describir el mundo; una parte intermedia que está protagonizada por una persona adulta que empieza a dudar de todo lo que conoce; y una tercera, protagonizada por un anciano que reelabora la realidad a su gusto».
El autor que se confiesa muy crítico con su obra, por ejemplo con su primera novela, «Las afueras», que ganó el Premio Biblioteca Breve, considera que «Antagonía» es «una novela que aguanta el paso del tiempo, aunque haya cambiado el mundo descrito», y perdura, añade, «por el interés de lo que aporta y por la forma de decirlo».
El autor no ha cambiado nada del texto original, «ni siquiera en el segundo volumen, que tenía más de 60 cortes de censura», pues sacar las escenas sexuales, dice, no varían el sentido, por lo que ha decidido dejarlo tal y como está.
Empezó a escribir «Antagonía» el 1 de enero de 1973, aunque la visión de conjunto surgió con anterioridad mientras estuvo en prisión en 1960 en Carabanchel (Madrid) durante 4 meses y, de manera particular, recuerda, cinco semanas de incomunicación total, «que fueron muy fructíferas», ya que en ese tiempo, apunta, se le apareció la novela y «tomó las notas sobre papel higiénico».
Sin falsa ironía, recuerda ese paso por la prisión de manera «grata» junto a Luis Solana.
Escribir las cuatro partes de «Antagonía» llevó a su autor diecisiete años. «Entretanto -recuerda- para animarme y estimularme, escribí ‘Devoraciones’ junto con el pintor Joan Ponç y ‘Fábulas'».
Concluir el proyecto titánico de «Antagonía» hizo pensar al autor que ya se podía retirar «porque ya lo había escrito todo», pero afortunadamente no fue así, señala.
«Diario de 360º» supuso a partir de 2000 un punto de inflexión en su trayectoria literaria. «Encontré un tono completamente distinto, del que estoy contento y que ha durado hasta la actualidad», relata, y de hecho considera que las tres novelas siguientes, «Liberación» (2003), «Oído atento a los pájaros» (2006) y «Cosas que pasan» (2009) constituyen una tetralogía, aunque cada libro sea independiente.
En la presentación, el crítico y especialista en la obra de Luis Goytisolo, Ignacio Echevarría, encargado del prólogo de esta edición, ha considerado que «‘Antagonía’ constituye «una de las obras mayores de la literatura del siglo XX comparables a Joyce o Proust, pero su publicación fragmentada a lo largo de los años no propició que la recepción fuera la que merecía».
El autor de «Estela del fuego que se aleja» o «Estatua con palomas» nunca se planteó un modelo, pero seguramente, confiesa, le debieron influir sus autores preferidos, especialmente Proust, que «a diferencia de Joyce, había escrito sobre literatura con un ojo certero».
Goytisolo, que ha anunciado que acaba de terminar una nueva novela, que saldrá en otoño, está en pleno proceso de creación de un ensayo, en el que desarrollará algunos de los asuntos que abordó en sus colaboraciones bimensuales con el diario El País.
Barcelona, 7 mar (EFE)