El ácido e irreverente escritor Tom Sharpe, uno de los maestros de la narrativa satírica británica, ha fallecido hoy a los 85 años en Llafranc (Girona), dejando una obra marcada por el personaje literario de «Wilt».
El escritor ha fallecido «tranquilo», mientras dormía y rodeado de su familia en su domicilio de Llanfranc, lugar en el que se instaló a comienzos de los años noventa, ha relatado su doctora y amiga, Montserrat Verdaguer.
Sus restos serán incinerados el próximo domingo, tras lo que sus cenizas serán esparcidas en Llanfranc y las localidades británicas de Cambridge y Sunderland, ha indicado su viuda, Nancy Sharpe.
Sharpe estaba trabajando, según Verdaguer, en su autobiografía, de la que ya tenía escritas una 30.000 palabras y que ahora quedará inconclusa, a pesar de que el autor había declarado en alguna ocasión que no publicaría sus memorias pues las consideraba «la antesala de la muerte».
Nacido en Londres un 30 de marzo de 1928, Sharpe publicó su primera obra, «Reunión tumultuosa», en 1971, cuando ya contaba 43 años, pero fue «Wilt», obra en la que ridiculiza la cultura popular británica, la que le catapultó a la fama internacional.
Diez millones de ejemplares vendidos y traducida a 22 idiomas, fue la primera parte de una saga compuesta por «Las tribulaciones de Wilt», «¡Ánimo, Wilt!», «Wilt no se aclara» y «La herencia de Wilt» y tuvo hasta su adaptación cinematográfica, dirigida por Michael Tuchner en 1990, pero sobre la que el autor no tenía buena opinión.
Con el personaje del profesor Henry Wilt, un irreverente Sharpe satirizó a la tradicional y «reprimida» sociedad británica, bajo la que palpitan las más atrevidas fantasías sexuales.
Sharpe residía desde hacía 24 años en la playa de Llanfranc, en la Costa Brava, a la que llegó para pasar un invierno y alejarse así del frío de su Gran Bretaña natal. Se instaló en un hotel durante cuatro inviernos hasta que decidió comprar una casa para vivir mientras su familia seguía en Inglaterra.
La viuda del escritor ha recordado hoy el amor de su marido por Llafranc y consideró que encontrar ese lugar «fue muy bueno para él. Amaba vivir aquí, primero en el hotel y después en su casa». Y ha confirmado que la familia mantendrá la vivienda «para disfrutar de esta zona».
Los vecinos de Llafranc se referían a Sharpe como «el británico del güisqui y el puro», aficiones a las que no renunció pese a sus problemas de salud, ha relatado a Efe Epifanio Castillo, un vecino de la zona con el que compartía esas aficiones y charlaba, en inglés, pues el británico nunca usó el castellano o el catalán.
La carrera literaria de Sharpe, caracterizada por un humor más que corrosivo, también incluye, entre otras muchas, «La gran persecución» (1977), «El bastardo recalcitrante» (1998), «Vicios Ancestrales» (1980) o «Lo peor de cada casa» (1996).
Su última obra «La herencia de Wilt» la publicó en 2011 y hace apenas un mes se exhibieron en Barcelona una treintena de fotografías, una faceta que fue anterior a su pasión literaria y en la que ya retrataba la sociedad británica de los años sesenta y su buque insignia, el «gentleman» inglés.
En sus comparecencias ante la prensa para presentar sus libros, Sharpe no se mordía la lengua y, además de sus habituales críticas a la exprimera ministra británica Margaret Thatcher, en el año 2004 llegó a calificar al entonces primer ministro británico Tony Blair como «el papel higiénico de Bush».
Aquejado de múltiples achaques y enfermedades en sus últimos años, en numerosas veces había declarado su admiración por las atenciones sanitarias que recibía en los hospitales catalanes y llegó a indicar que, de haberse tratado en Gran Bretaña, no hubiera sobrevivido a sus problemas de salud.
El editor de Anagrama, Jorge Herralde, ha opinado que Sharpe es «indiscutiblemente uno de los grandes maestros del humor inglés», y ha afirmado que, aunque el autor se definía como «un payaso que quería hacer reír», también «tenía una mirada muy atenta hacia las injusticias de la sociedad contemporánea».
Para el actor Fernando Guillén Cuervo que tuvo el «privilegio absoluto» de encarnar a Henry Wilt en el estreno mundial de la adaptación teatral de la novela, el fallecido escritor británico «elevó la comedia de categoría».