Cuatro mujeres libanesas que buscan la felicidad en un equilibrio entre sus tradiciones y la modernidad son las protagonistas de «Miel y almendras«, unas «amigas» que su autora, Maha Akhtar, echa de menos desde que terminó la obra, la primera incursión en la novela de esta polifacética escritora.
«Me encantó escribir el libro y cuando puse el punto final, lloré», ha asegurado hoy Akhtar en una entrevista con Efe, en la que ha explicado que escribir una obra de ficción le ha permitido «escapar a un viaje exótico» tras haber escrito dos libros autobiográficos.
Y eso que sus obras autobiográficas parecen más de ficción que realidad: su vida estuvo marcada por la confesión que le hizo su madre poco antes de morir, en 2005, sobre la verdadera identidad de su padre biológico, descendiente del marajá de Kapurthala, con quien se casó la bailaora malagueña Anita Delgado (1890-1962), su abuela.
El descubrimiento de sus orígenes llevó a esta periodista, nacida enBeirut en 1964, a escribir la autobiografía «La nieta de la maharaní», que completó en «La Princesa Perdida», ambas de Roca Editorial, al igual que su novela.
«No había tenido oportunidad de crear, debía ser fiel a la historia, contarlo tal como pasó», ha explicado la escritora que ha señalado que con «Miel y almendras» ha podido «dejarse llevar».
De hecho, ha indicado, cada vez que escribía dejaba su vida cotidiana «para ir a un mundo diferente» en el que ha disfrutado «un montón», ya que no tiene un argumento fijado sino que va saliendo siempre «sin forzarlo».
Para Akhtar, un escritor debe centrarse en lo que conoce y, por eso, ella escribe sobre mujeres en un ambiente que conoce.
«Las mujeres libanesas son muy modernas y liberales. Son mediterráneas más que árabes y aunque luchan por sus tradiciones, quieren también trabajar fuera de casa», ha considerado la escritora, para quien existen muchas similitudes entre éstas y las españolas.
Aunque se trata de un libro de sentimientos, es imposible hablar de Beirut o Líbano sin tener como telón de fondo los conflictos y las guerras que ha vivido este país, donde coexisten diferentes culturas y religiones, ha señalado.
«No he intentado introducir comentarios políticos» o la historia del Líbano en «Miel y almendras», pero sus personajes se ven inmersos en los conflictos armados que han dominado el país.
Con este trasfondo, las historias protagonizadas por estas mujeres se suceden como capas de una cebolla y se van entremezclando. Todo ello con un escenario de fondo: la peluquería «Cleopatra», situada en un barrio de Beirut que ha conocido mejores tiempos y en la que las protagonistas comparten las historias de sus vidas.
La autora confiesa su fascinación por Líbano y su papel como puente entre Oriente y Occidente, situación que le ha llevado también a ser, ha dicho, «un campo de batalla para la zona», y donde el reparto de poder entre las diferentes religiones hace que la política tenga un equilibrio muy frágil.
Akhtar se ha mostrado muy crítica con la represión del gobierno sirio, que ha considerado «impresentable y sin sentimientos».
La escritora, que colabora con The New York Times, comenzó su carrera en el mundo de la música como relaciones públicas de The Cure. Además de lanzar una serie de guías de restaurantes, ha producido varios programas en la CBS y se ha dedicado también al baile flamenco.
La escritora ha confesado que le encantaría que sus obras fueran llevadas al cine, ya que la verdadera historia de sus orígenes parece de ficción.
El descubrimiento de sus raíces ha permitido a Akhtar encontrar la felicidad y sentirse más tranquila: «Estaba buscando algo y no sabía qué. Porque ¿si no sabes de dónde vienes, cómo vas a saber a dónde vas?.
Madrid, 28 may (EFE)