«Pollo con ciruelas», una historia de amor universal escrita por Satrapi

Después de sorprender a los amantes del cómic con su joya literaria, «Persépolis«, la iraní Marjane Satrapi regresa con «Pollo con ciruelas«, una novela gráfica en blanco y negro sobre un hombre que ha perdido las ganas de vivir, ganadora en 2005 del premio a Mejor Obra en el Festival de Angulema (Francia).

La novela gráfica ya salió a la venta en 2004, aunque ahora, tras el éxito de «Persépolis», es reeditada en español por Norma Editorial. Una historia que también ha sido llevada a la gran pantalla de la mano de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, en un filme con personajes en carne y hueso que fue presentado en el Festival de Cine de Venecia en 2011.

Al igual que ya hiciera en «Persépolis», la desgarradora historia de una niña inmersa en plena revolución islamista, Satrapi utiliza sus recuerdos familiares y se traslada a Irán para contar ahora una fábula sobre un amor imposible.

«Tengo una familia enorme y cuando era niña pasé mucho tiempo con los mayores. Me encantaba que me contaran historias, y normalmente escribes sobre cosas que te interesan», explicaba Satrapi en Venecia en una entrevista con un reducido grupo de medios de comunicación, entre ellos Efe.

Unas historias familiares «bastante extremas», como reconoce una divertida Satrapi que se pregunta: «¿Porqué mirar a Marte cuando tengo todas estas historias en mi familia? Son mi fuente de inspiración».

«Pollo con ciruelas» («Poulet aux prunes») se sitúa en el Teherán de 1958 y presenta a Nasser Ali Khan, un músico virtuoso del tar (laúd iraní) y padre de familia que, después de que su mujer le rompiera el instrumento en una riña conyugal, se esfuerza sin éxito por encontrar otro igual.

A lo largo de las distintas páginas, el lector descubre por qué este instrumento de cuatro cuerdas se ha convertido en algo tan importante para él y la razón que le empujará a dejarse morir si no encuentra otro que le llene de igual manera.

Aunque «Pollo con ciruelas» presume de tener cierta carga política, las relaciones personales y los conflictos internos cobran un mayor protagonismo e invitan al lector a reflexionar sobre lo que ocurre cuando el ser humano se condena a vivir en el pasado y no sigue adelante.

Así, la autora de obras como «Ajdar» o «El suspiro» describe con todo detalle la angustia, la desesperación y la pérdida de la ilusión que experimenta en sus ocho últimos días un hombre que se ha resignado a morir.

En realidad es la historia del hermano del abuelo de la autora, que ya aparecía en «Persépolis» pero que aquí es el protagonista.

Era un músico que murió de tristeza, o al menos eso es lo que cuentan en la familia de Satrapi, que adora las historias «novelescas, que no están manchadas -dice- por el cinismo de hoy».

«Es importante poder morir de amor, creer que ese tipo de cosas pueden suceder. Eso no existe en el mundo de hoy, en el que hay menos poesía, menos amor por el arte y por la belleza. Puede que necesitemos más imaginación y algo menos de realidad», reflexiona Satrapi sentada en una terraza de una decadente villa veneciana.

Y esos sentimientos son los que ha plasmado en «Pollo con ciruelas», un melodrama teñido de humor. Porque, asegura, «la vida está hecha de momentos patéticos, pero en los peores momentos de tu vida siempre hay momentos para la risa. Nunca hay absoluta tristeza ni absoluta alegría».

El cómic está dividido en nueve capítulos, ocho que se corresponden con cada día y otro más que sirve de introducción.

La historia sigue el modelo de narración lineal, aunque con distintos saltos al pasado que desvelan secretos de la personalidad de Nasser, como, por ejemplo, cómo era la relación con su familia o por qué «Pollo con ciruelas» es el título del libro.

En cuanto a la técnica, los dibujos están realizados íntegramente en blanco y negro, sin tonalidades intermedias, ni siquiera el gris, y con una estética muy esquemática, casi naïf, que aporta sencillez a la narración y, al mismo tiempo, otorga a los personajes una gran expresividad y fuerza.

Tras el éxito de la adaptación al cine de «Persépolis» en 2007, con nominación al Óscar incluida, Marjane Satrapi se ha vuelto a poner tras las cámaras para dirigir, junto a Vincent Paronnaud, otra de sus novelas.

«Poulet aux prunes» está protagonizada por Mathieu Amalric, Golshifteh Farahani y María de Medeiros.

Un filme que abandona la animación pero para el que los directores han optado por una estética de cuento conseguida mezclando el uso de cinemascope y technicolor para conseguir una imagen naif e irreal.

Madrid, 22 ene (Laura Serrano-Conde / EFE) 

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