Las cartas que Juan Ramón Jiménez escribió entre 1916 y 1936 salen a la luz como parte del segundo volumen dedicado a su correspondencia, que en esta ocasión reúne un total de 520 cartas, de las cuales 236 son inéditas. La Residencia de Estudiantes publica este libro, que lleva como título Epistolario II.
En 2006 se editó el primer tomo de la correspondencia del poeta, que abarcaba el periodo 1898-1916, en el que se descubría una faceta desconocida del poeta. Este libro aborda su plenitud creativa, desde su viaje a Estados Unidos para casarse con Zenobia Camprubí hasta el comienzo de la Guerra Civil española.
Alfonso Alegre Heitzmann, editor de este volumen, ha señalado este martes durante la presentación que se trata de «un mosaico» de la edad de plata, ya que a través de estas cartas se resume la historia de la poesía y de la cultura española y se asiste a conversaciones con autores clave de esos años.
Entre esos nombres destacan José Ortega y Gasset, Manuel de Falla, «compositor al que admiró mucho», Gregorio Marañón, Eugenio d’Ors, Antonio Machado, Manuel Cossío, Joaquín Sorolla, Miguel de Unamuno o José Bergamín. Así, estas cartas se convierten en «ventanas abiertas a ese momento».
Asimismo, en estas páginas el lector será testigo del «nacimiento de muchos de los libros de la época». En palabras de Alegre, este libro plasma la culminación de ‘Divinas palabras‘, de Ramón María del Valle-Inclán.
«CREAR POETAS MATANDO DISCÍPULOS»
Juan Ramón Jiménez también conversa en estas cartas con los grandes poetas de la Generación del 27, como Federico García Lorca, Luis Cernuda o Jorge Guillén. En palabras de Alegre, «fue el gran maestro de todos ellos y lo admitieron. Esta ha sido siempre una polémica y no debería ser tal».
Esta afirmación se argumenta con una frase que el propio escritor mencionó: «La función del poeta no es formar discípulos sacrificando poetas, sino crear poetas matando discípulos y matándose él».
En este sentido, el editor de este libro recalca que Jiménez vivía la poesía «como parte esencial de la vida». «A pesar de que se ha insistido en el yo ramoniano, su narcisismo es una falacia, porque para él lo importante fue siempre la poesía y él lo sabía, era consciente de que el poeta es un vehículo», ha dicho.
Una de las cosas más gratificantes de la búsqueda de estas cartas y su hallazgo es contemplar cómo «la aparición de estos poetas representa epifanías». «Es emocionante ver cómo un poeta de apenas 20 años, Lorca, llega a casa de Juan Ramón Jiménez. Es una representación del entusiasmo», afirma.
«POLÉMICA» CON LA GENERACIÓN DEL 27
La polémica suscitada por la relación entre Juan Ramón Jiménez y los miembros de la Generación del 27, que siempre se ha destacado de sus cartas, queda relegada a un segundo plano en este libro, en palabras de la portavoz de los herederos del escritor, Carmen Hernández-Pinzón.
Aquí, en cambio, se rescata «lo hermoso» que hay en este epistolario, en el que se pone de manifiesto «cómo sentía y cómo vivía la poesía». Según ha defendido, «en la mayoría de las cartas no está enfadado, como se ha dicho en algunos medios».
Este epistolario es, en cambio, «parte de su obra». Hernández-Pinzónha destacado que la nota que escribió Jiménez y a la que ella ha tenido acceso dice: «Si yo muero sin publicar esto siempre quedan estos borradores». Por ello, subraya que confió estas cartas a la «voluntad» de quien quisiera publicarlas.
MADRID, 24 Abr. (EUROPA PRESS)