La neozelandesa Eleanor Catton ganó la última edición del Man Booker Prize sin rivalidad estadounidense, pues desde 2014 este galardón literario, el más prestigioso del Reino Unido, estará abierto a cualquier autor que escriba en inglés.
Catton es a sus 28 años la autora más joven en obtener este premio dotado con 50.000 libras (59.000 euros) con su novela «The Luminaries», una historia repleta de misterios y simbolismo ubicada en el siglo XIX en las minas de oro de Nueva Zelanda.
La novela, de 832 páginas, es también la obra de mayor extensión que gana en sus 45 años de historia el Booker, hasta ahora cerrado a autores de la Commonwealth y de Irlanda.
Se trata del segundo libro de Elanor Catton después de «The Rehersal» (2010) y fue calificado hoy por el presidente del jurado del Booker, Robert Macfarlane, como una obra «madura» y «magnífica».
«Es sorprendente en su complejidad estructural, adictiva por la historia que narra y mágica al conjurar un mundo de codicia y oro», apuntó Macfarlane en una gala en la opulenta sala Guildhall, sede del Ayuntamiento de la City de Londres, que fue presentada por Camilla, duquesa de Cornualles y esposa del príncipe de Gales.
La edición de este año estuvo rodeada de polémica por el cambio de rumbo anunciado en septiembre por los organizadores del Booker, criticado por autores británicos de la talla de Julian Barnes, por considerar que los dejará en desventaja frente a los escritores estadounidenses.
Hasta ahora las normas del Man Booker Prize establecían que sólo podían concurrir autores de países de la Commonwealth y de la República de Irlanda, y en su historia han dominado los ganadores británicos.
Nacida en Canadá, de nacionalidad neozelandesa y residente en Australia, todos ellos países de la Commonwealth, Eleanor Catton se mostró visiblemente emocionada al obtener esta noche el galardón frente al considerado favorito, el inglés Jim Crace, por su novela «Harvest».
Ninguno de los seis finalistas de esta edición había ganado antes este premio que recibieron anteriormente autores como el surafricano John Maxwell Coetzee, el inglés Ian McEwan, la irlandesa Iris Murdoch o el propio Julian Barnes.
Hace apenas un mes, días después de anunciar los nominados de 2013, los organizadores hicieron público un cambio de formato que ha sacudido al mundo de las letras británicas.
Al contrario que el Pulitzer estadounidense, vedado a los autores británicos, el Booker ha decidido abrirse a escritores en lengua inglesa de cualquier nacionalidad tras un periodo de consultas de año y medio, meses en los que se descartó abrir una categoría especial para escritores del otro lado del Atlántico.
A pesar de que ésta era la última edición del premio limitada a ciertas nacionalidades, los finalistas seleccionados reflejaban ya una preferencia por parte del jurado de ir más allá de la isla de Gran Bretaña.
Además de con Jim Crace, Catton competía por el premio con el irlandés Colm Tóbín, que había seducido a los jueces con su breve «Testament of Mary», una obra inspirada en los evangelios narrada desde el punto de vista de la madre de Jesús.
En un registro distinto, la escritora de Zimbabue Noviolet Bulawayo, primera finalista africana al galardón, relata en «We Need New Names» los sueños de un grupo de jóvenes por abandonar los horrores de un país gobernado por Robert Mugabe para alcanzar el que ellos consideran el paraíso estadounidense de Barack Obama.
La inglesa de origen indio Jhumpa Lahiri, por su parte, estaba nominada por «The Lowland», que narra las vidas de dos hermanos criados en Calcuta en los años 60 que se ven separados por su ideología política.
La última candidata de este año era la canadiense nacida en Estados Unidos Ruth Ozeki, que se apoya en la cultura japonesa de la que proviene su madre para construir «A Tale for The Time Being», una novela con resonancias al budismo zen.
Londres, 16 oct (EFE)