No hallamos la vida apropiándonos de ella, sino donándola. El amor es entregarse a sí mismo, y por eso es el camino de la verdadera vida, simbolizada por la cruz. De este modo sintetiza el papa Benedicto XVI, en presencia de miles de jóvenes, el significado del Domingo de Ramos con el que comienza la Semana Santa. Su primera Semana Santa desde que el Señor le llamó para ser sucesor del apóstol Pedro. Con Benedicto XVI entramos, pues, en el corazón de este tiempo fuerte. Con él, guiados por la Palabra de Dios, releamos el sentido de los ritos que celebran y actualizan el corazón del misterio cristiano para llegar ante la tumba vacía y reconocer que Jesús no está aquí, ha resucitado.