“Uno se va quedando solo a la mitad de los sueños. Vacío. Desesperanzado. Inútil. Las raíces se van perdiendo y uno se queda como desenraizado, flotando, intentando aferrarse a un nuevo sueño que lo salve de la vigilia. Incluso dormir cuesta. Pero nunca se deja de soñar. Es incansable el cerebro, ey...