Esta obra resulta sumamente pertinente en momentos como el actual, en el que la «economía de mercado» se presenta como la única forma «natural» de economía. El autor pone de relieve en sus estudios sobre las economías primitivas y antiguas la inadecuación de los instrumentos teóricos actuales para explicar su funcionamiento. Las conclusiones de Polanyi —que no es un debelador del liberalismo, sino un desvelador de su relatividad histórica— son rigurosas y fascinantes. La propuesta supone abordar de forma global la historia económica, en la que deben confluir la arqueología, la antropología y la historia de las ideas sociales y religiosas.