Nueva edición revisada. A través de cinco relatos en los que se juega con la ironía del título, sustentados a su vez en técnicas que van del diario personal a la narración en tercera persona, la autora profundiza en el contraste entre apariencia y realidad, entre la imagen que sus protagonistas pret...

Durante aquel día y aquella noche permanecieron a la orilla del río sin saber cómo salir de aquel aprieto, hasta que Jenofonte tuvo un sueño; soñó que estaba cargado de cadenas y que éstas se escurrían por sí solas, de manera que quedaba libre y podía pasar por donde quería.

En este combate, después de batirse con bravura, cayó Leónidas, y con él otros muchos ilustres espartiatas cuyos nombres he logrado averiguar…

Por todo el campamento resonaban llantos y clamores, según la suerte de cada uno. No hubo atrocidad que no se llevara a cabo. La crueldad y el desenfreno de los vencedores se cebó en personas de toda edad y condición.

Una nube crecía en lontananza. Desde tan lejos no podía saberse de qué montaña procedía. Únicamente más tarde se supo que era el Vesubio. […] En algunas partes era de un color blanco brillante. En otras, parecía oscura y cubierta de manchas, debido a la tierra y la ceniza que bullía en su seno.

El día señalado, cuando llegan a Roma todos los que son aptos para el servicio y se reúnen en el Capitolio, los tribunos militares más jóvenes se reparten en cuatro grupos, de acuerdo con el orden en que han sido elegidos por el pueblo o por los cónsules, ya que la principal división que de sus trop...

Nerón evitaba estar a solas con su madre y, cuando ella se retiraba a sus jardines, a Túsculo o a los campos de Anzio, la elogiaba por tomarse un tiempo de reposo. Finalmente, considerando que dondequiera que ella estuviese le resultaba una carga insoportable, resolvió quitarle la vida y sólo dudó s...

¿Quieres que te describa en pocas palabras? Cruel y sanguinario. Que me parta un rayo si tu madre es capaz de amarte.

Según se dice, era de elevada estatura, de tez blanca, de miembros torneados, de anchas quijadas, de ojos negros y vivos y de robusta salud, aunque al final de su vida le sobrevenían desmayos repentinos y espantosas pesadillas…

En esta parte de mi obra puedo afirmar con rotundidad lo que la mayoría de los historiadores ha escrito al comienzo de sus relatos: que voy a narrar la guerra más memorable de cuantas han tenido lugar, la guerra que emprendieron los cartagineses, comandados por Aníbal, contra el pueblo romano.