De pronto nos encontramos con la estimulante sorpresa de este diccionario de una crisis post-adolescente ante el cual y a medida que avanzamos en la lectura no sólo no podemos quedar indiferentes, sino que por el contrario nos resulta de lo más inquietante ya desde las primeras líneas. Su joven autora, a modo de declaración de intenciones -que el que avisa no es traidor-, advierte que pretende únicamente analizar las palabras más importantes en la vida de una persona, ella misma, que está a punto de acabar la carrera y en plena aventura de la juventud. El resultado es este libro en clave de diccionario, que no diario, y no por ello menos íntimo y personal, lleno de matices, entre la ironía y la ternura, a veces con el sabor agridulce de la nostalgia, otras ilusionado y alegre, incluso desgarrdo en algunos momentos, pero sobre todo bien escrito.