Con la excusa de narrar su estancia familiar de tres meses en la Toscana, la escritora inglesa Rachel Cusk nos ofrece la crónica de un viaje interior que pone en tela de juicio su formación e incluso su misma identidad. En medio de la campiña, el arte, la gente y la cocina de la región, Cusk teje un relato íntimo sobre su propia evolución sentimental. Con el virtuosismo estilístico, la perspicacia y la desnuda inteligencia de sus novelas, Cusk consigue renovar el estricto género de la literatura de viajes.