Sólo podemos contar nuestra vida contando la vida de otros. Así lo entiende Esteban Hinestroza el día en que, absorto en su memorias, mira por la ventana de de su apartamento de París y, en lugar de ver las calles nevadas, se encuentra de frente con los rostros de su infancia. Transportado a la Colombia de los años sesenta, se pone a contar: la historia de Toño, que amaba a Delia pero era incapaz de resisitir los ataques de Cory, una señora que se molestaba si la llamaban señora; la de Blas Gerardo, el cura español que andaba de revolución en revolución hasta que dio un golpe de estado a su propia vida; la del niño Ismael, cuya familia guardaba en un saco los huesos del tío muerto; la del ludópata Darpeti, que hasta la ruina mantuvo la elegancia... En Vida feliz de un joven llamado Esteban hay, en definitiva, una renuncia expresa a la grandilocuencia y un lúcido homenaje a las vidas sencillas. http://www.abretelibro.com/foro/viewtopic.php?t=16208