Como muchos matrimonios, el de Vanda y Aldo se ha visto sometido a la tensión, al desgaste de la rutina y aún más, a la infidelidad, pero ha sobrevivido intacto. O eso parece. Porque si se mira con detenimiento, las grietas son evidentes, como las de un jarrón resquebrajado que pudiera romperse al m...