Vanda y Aldo son un matrimonio napolitano con dos hijos pequeños. Un día él decide marcharse con otra mujer y sus explicaciones no convencen a Vanda. Así se inicia este intenso drama familiar.
Me parece interesante cómo se divide la novela en varias partes para mostrar los puntos de vista de los diversos miembros de la familia sobre esa ruptura y relación que no ha sanado con el tiempo. Escrita en primera persona, primero da voz a la esposa y madre, a través de las duras e incisivas cartas que le escribe a él al principio de la separación. Con saltos temporales, luego hablará el marido y padre, para finalizar escuchando a los hijos, que nos depararán alguna sorpresa.
No hay víctimas ni culpables, hay personajes, lances y ataduras, esos vínculos que no se atreven a romper; y muchas sutilezas, pequeños detalles que pueden acabar resultando punzantes. Una lectura sencilla y directa que, a raíz de la crisis de un matrimonio, nos hace reflexionar sobre verdades ocultas y molestas, mentiras que se perpetúan y sobre las heridas que no se curan.
Una historia familiar que deja un regusto amargo pero que se lee bien, y que personalmente me ha gustado bastante.
hace 5 años
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