Desde la emblemática obra de Virginia Woolf, A room of one’s own, el cuarto propio ha sido un espacio de especulación y reivindicación política, símbolo de emancipación. Un cuarto propio se presentaba entonces como requisito para la escritura de las mujeres, como lugar para el tiempo propio y la concentración que todo ejercicio intelectual, liberador y creativo requieren. Un cuarto propio conectado se pregunta por la vigencia y redefinición de los espacios privados convertidos en nodos de una sociedad-Red, donde las dinámicas de la identidad y la subjetividad acontecen en un particular marco biopolítico y moral de relaciones materiales y simbólicas. En este ensayo, los espacios públicos y privados, mediados por las industrias tecnológicas, adquieren nuevos significados para la gestión de nuestras vidas. Desde la ubicación del cuarto propio, al valorar el uso y posibilidades del ciberespacio, este libro reflexiona, por un lado, sobre cómo las interfaces y estructuras de código y software con las que nos relacionamos en Internet (blogs, redes sociales, buscadores, sistemas de visualización y metaversos) nos condicionan y orientan hacia determinados imaginarios y formas identitarias; y, por otro, sobre cómo el sujeto conectado articula su esfera íntima y la construcción de un «yo» y de nuevos posibles «nosotr*s» en la Red.