"El estado primero de la lengua no era un conjunto definible de símbolos y de reglas de construcción, era una masa indefinida de enunciados, un chorrear de cosas dichas: lo que debemos encontrar detrás de las palabras de nuestro diccionario no son constantes morfológicas, sino afirmaciones, preguntas, anhelos, mandatos. Las palabras son fragmentos de discursos trazados por ellas mismas, modalidades de enunciados coagulados y reducidos al neutro. Antes de las palabras estaban las frases, antes que el vocabulario estaban los enunciados, antes que las sílabas y el acomodo elemental de los sonidos estaba el indefinido murmullo de todo lo que se diría. Efectivamente, antes de que hubiera lengua se hablaba. Pero ¿de qué se hablaba si no era de ese hombre que aún no existía puesto que no estaba dotado de ninguna lengua, de qué si no era de su formación, de su lento acomodo a la animalidad, si no era de la ciénaga de la que penosamente escapaba su existencia de renacuajo?" Publicado originalmente en 1970, como texto introductorio a "La Grammaire Logique" de Jean Brisset; en 1986 editorial Fata Morgana editó por primera vez como libro independiente Sept propos sur le septième ange (Siete sentencias sobre el séptimo ángel). La edición en español pertenece a la editorial Arena Libros, e incluye, además del texto que da nombre al libro, el ensayo "El ciclo de las ranas", que Foucault publicó en 1962, en el número de junio de la Nouvelle Revue Française en el que realiza una reseña de la obra de Brisset. Cierra el libro un ensayo de Ángel Gavilondo que lleva por título "Apocalipsis de los anfibios"