En pocas ocasiones unas cartas sirven para iluminar las zonas oscuras de una vida pública de un modo tan brutal y espontáneo como lo hacen las de Arthur Rimbaud. Prometo ser bueno es la biografía del poeta francés como hasta ahora nunca había sido contada, con el desgarro del que no tiene nada que perder, con la emoción y el lirismo de aquel que cambió la literatura por la vida. Sus secretos, su miedos, sus esperanzas: un viaje hacia tierras desconocidas en una huída permanente de sí mismo. Como lo llamara su amigo y amante Verlaine: el hombre de las suelas de viento, el hombre que perseguía la libertad libre. Alemania, Italia, Grecia, África... Rimbaud, con el desamparo del lúcido, del iluminado, de aquel que ya ha vivido todo lo que tenía que vivir, se fue yendo cada vez más lejos. De profesor de francés a miembro de un circo, de comerciante a traficante de armas, resultó un testigo excepcional de las ansias coloniales de Francia e Inglaterra. Sus cartas finales son un canto a la vida: el deseo de casarse, de ser feliz, de tener una familia. Pero el destino le tenía reservada otra suerte.