Un grupo de escritores, recluidos en una casa de campo, intentan imaginar historias al tiempo que se arrastran por la realidad de sus propias vidas. Mientras ellos funden verdad y fantasía, su editor, vencido por la obsesión de lo epicúreo, se rebela ante el espejo contra el paso de los años. Y un muchacho, llegado allí por casualidad, aprende a amar lo que todos ellos han empezado a perder. Asumiendo su papel de espía, sintiéndose invisible y por lo tanto libre, será testigo de los secretos que alimentan los temores y los sueños de los demás. Su aprendizaje le llevará a ver este mundo como un lugar colmado de sorpresas y de regalos, un lugar donde lo imaginado se vuelve tan importante como la propia existencia. Escribir, y por encima de todo convivir con otras personas, puede y debe ser una forma amable de obsequiarles recuerdos.