Me gustó la historia. Es de fácil lectura, algo predecible pero entretenida.

La narrativa es demasiado rápida. No deja lugar para profundizar en los personajes ni menos lograr empatizar con ellos. En esa velocidad, no contextualiza adecuadamente lugares ni situaciones, logrando que el lector no se haga parte del mundo ni menos pueda visualizarlo. Personajes que parten con buen rumbo, pero pierden fuerza y profundidad al avanzar la trama. Muchos adornos sin sentido y pequeños dramas que no alcanzan a impactar ni aproblemar a los personajes. Todo es somero, por encima. Reitera diálogos e información ya dicha durante la novela anteriormente. Novela para leer en la playa o la piscina donde mejor lea el diario vea un programa de farándula

Una novela divertida, sin muchas pretensiones, pero ideal para pasar un buen rato. La forma de narrar de Megan hace que se lea de forma muy rápida, ya que abundan los diálogos. Lo mejor de la novela: las puyas que se lanzan al principio los protagonistas, cuando no se soportan. Lo peor: el final; el desenlance peca de ser demasiado edulcorado.

Daniela es una reputada fisioterapeuta para quien cada día es un regalo que intenta vivir y disfrutar con la mejor de sus sonrisas. Rubén es un famoso y mujeriego jugador de fútbol. Sus destinos se cruzan cuando Rubén se lesiona gravemente en un partido y ella se convierte en su fisioterapeuta. Empiezan con muy mal pie. Pero poco a poco entablan una buena amistad que termina siendo algo más. Él es no es el principito creído que ella creía y ella, pese a no ser una mujer técnicamente perfecta, es la tocapelotas que le hace feliz. Me gusta mucho Megan Maxwell. Sus protagonistas femeninas son mujeres reales de las que no tienen cuerpos perfectos y se comen el mundo a bocados en lugar de esperar a que el príncipe verde de rayas amarillas venga al rescate. Una novela romántica y divertida.