Trads. Jerónimo Páez y Fernando Miranda. Los primeros veinticinco años de la vida de Winston Churchill estuvieron llenos de aventuras: desde sus primeras experiencias escolares, lejos de su familia en los internados ingleses, hasta su fuga de un campo de prisioneros durante la Guerra de los Bóer en África del Sur, pasando por las marchas nocturnas, el entrenamiento en las academias militares, su participación como observador junto a las fuerzas del general Martínez Campos en los enfrentamientos de la Guerra de Cuba, en las batallas del Valle de Mamund en la India, su intervención en la última y más famosa carga de caballería del Imperio británico contra los derviches sudaneses en las planicies de Omdurman o su lucha por hacerse con un escaño en la Cámara de los Comunes. Reconocido unánimemente como el mejor libro jamás escrito por este insigne estadista, su entusiasmo por la vida se desborda en las páginas de Mi juventud. Pero la presente obra es mucho más que un libro de aventuras. Es un retrato elegíaco de un maravilloso periodo, pleno de contenidos eduardianos, que está a punto de expirar en vísperas del estallido de la I Guerra Mundial, y que nos muestra en toda su complejidad a uno de los más extraordinarios personajes del siglo XX. A lo largo de los capítulos de Mi juventud iremos descubriendo la inagotable inquietud y curiosidad del autor, la nostalgia por el padre ausente y la influencia que sobre él tuvo un caduco sistema escolar. La obra literaria con la que más he disfrutado en siglo XX.