La Habana, poco antes de la llegada del año 2001. Un cuarentón llamado Victorio es desalojado del edificio en el que vive días antes de que éste se desplome. Añorando un cuarto propio y desprovisto de las necesidades más elementales de la vida, vagabundea vencido y errático por la ciudad hasta topar con Salma, una joven «jinetera» acosada por un proxeneta hermoso y despiadado. En busca de refugio, los dos llegan a las ruinas de un antiguo teatro abandonado, donde los acoge un excéntrico y enigmático personaje, un viejo funambulista y payaso al que han visto actuar en terrazas y parques sin ningún sentido del ridículo. Victorio y Salma descubren que tal vez sea ese teatro el «palacio distante» que les estaba reservado, y que quizá no sea tan extravagante la misión que quiere inculcarles ese sacerdote de la risa, empeñado en liberar del cansancio y el hastío a sus atribulados compatriotas mediante el asombro y la burda escenificación de la belleza.