Tres delincuentes se refugian en un almacén abandonado tras cometer un atraco. Su idea es permanecer allí unas horas para despistar a la policía, pero las cosas no salen como ellos esperan.
Al poco de llegar reciben una carta solicitando consejo. Esta sencilla petición embarcará al trío en una aventura en la que no solo viajarán en el tiempo: compartirán su visión de la vida con aquellos que necesitan ayuda.
Los milagros de Naimya, de Keigo Higashino, es una preciosa novela sobre la importancia de las decisiones y cómo estas afectan a nuestras vidas.
Al buzón de la tienda, que solo abre desde la medianoche hasta el amanecer, llegan cartas solicitando consejos; consejos que invitan al lector a reflexionar sobre los problemas a los que nos enfrentamos a lo largo de nuestras vidas: elecciones complicadas; sueños que deseamos cumplir, pese a las consecuencias que tendrán para nuestro entorno o relaciones difíciles con los padres, entre otros.
Es la primera obra que leo de Keigo Higashino, un afamado escritor japonés que ha ganado, entre otros, los premios Edogawa Rampo, Honkaku Mystery, el Naoki o el Chuokoron. Conocido por sus novelas de misterio, en esta trama nos embarca en una aventura en la que hay un toque de misterio, pero en la que priman los personajes y sus historias.
La novela está escrita de una manera muy original. Cada capítulo nos narra una historia diferente y parece que no hay relación entre ellas, pero nada más lejos de la realidad: todas las historias confluyen en un precioso final que convierte el libro en una joya.
La tienda de Namiya es de lo más singular; en su momento se convirtió en un lugar importante para la gente del barrio. Décadas después, gracias a una paradoja temporal, recupera su esencia durante unas horas.
Un libro muy especial en el que los viajes en el tiempo nos permiten descubrir que el amor es el motor que mueve el mundo. Y no hablo solo del amor romántico, sino el de aquellas personas que dedican su vida a ayudar a los demás.
Una historia que os emocionará y os hará ver que, pese a todo, el mundo sí que puede ser un lugar mejor. Maravillosa, imprescindible. (Ana García, 12 de marzo de 2024)
hace 9 meses