Estamos ante una larga, se hace inacabable, y compleja novela. Una serie de personajes con vínculos familiares más o menos directos la protagonizan. Sus vidas y dramas discurren por los capítulos sin una continuidad cronológica. El lector debe construir en su cabeza la estructura lineal que no tiene el libro. Un segundo nexo de unión son los movimientos sociales de protesta y antisistema de Estados Unidos desde el comunismo hasta el presente. Movimientos que, sutilmente, crítica y desmonta el autor. Alguno no tiene mucho sentido. ¿Qué hace una célula comunista en una manzana de edificios de Brooklyn? ¿La revolución a través de la comunidad de vecinos? No se entiende. Por lo demás, el autor abusa de su erudición intelectual. A cambio, yo no realicé el esfuerzo de intentar comprenderlo todo ni buscar los referentes de las corrientes, obras y autores que cita indirectamente en su novela. Lo confieso. Una cuestión más mundana y terrenal es la predilección del autor por el sexo que aparece reiteradamente en el libro.
hace 7 años