La Venus de las pieles (1870) es, sin duda, la novela más célebre de Sacher-Masoch, un libro que ha hundido sus sombrías y retorcidas raíces en el imaginario de los dos últimos siglos. En un principio, la obra debía integrar un ciclo de seis novelas, llamado «El legado de Caín», en el que cada título trataría un tema distinto, aunque Sacher-Masoch nunca consiguió completar dicha empresa. La Venus de las pieles es el libro que dedicó al amor. La novela narra la relación entre Severin y Wanda, y cómo aquél, en busca de una rara y esquiva «suprasensualidad», consigue convencer a su amada para que lo trate como a un esclavo. Severin, entre la devoción y la penitencia, entre lo sacro y lo blasfemo, recorrerá de rodillas todos los trechos de este vía crucis del Eros. El servilismo, la crueldad y el fetichismo no serán sino los hitos que irán marcando su camino hacia una nueva voluptuosidad.
Las portentosas ilustraciones de Manuel Marsol, llenas de matices, beben de las innumerables fuentes grecolatinas presentes en el texto para crear un colorista y alucinado paisaje de pesadilla por donde el deseo y las fantasías de sometimiento campan a sus anchas.