Un diagnóstico pesimista sobre las consecuencias del cambio climático. Lovelock dice que no hay tiempo para desarrollar las nuevas tecnologías de reciclaje del CO2 (tardarán unos cuarenta años en implantarse), y por tanto hay que recurrir a la energía nuclear, cuyos supuestos inconvenientes minimiza. Como único consuelo nos queda su admisión de que tal vez tengan razón quienes dicen que en los próximos cien años sólo subirá el nivel del mar treinta centímetros; y la temperatura, dos grados; lo que no nos llevará al desastre. Un libro con propuestas muy atrevidas (como la de sintetizar comida para no seguir esquilmando la tierra) y que da mucho que pensar.
hace 16 años