Empecé a leer el libro por la insistencia de una amiga, y sí, (aquí le contesto), el libro es bueno, tanto en la argumentación, un desarrollo ágil, y una trama con un contenido didáctico-histórico que lo hace bastante atractivo en la indagación veraz a la que, como lectores con criterio propio, nos vemos abocados tras una representación histórica escrita de manera tan particular por el autor. Es evidente que la expulsión de los moriscos no es un hecho histórico del que sentir orgullo, no, sin embargo, está demostrado que ambas religiones siempre fueron incompatibles, lo son y lo serán siempre, afortunadamente cada vez con menor peso en las dos sociedades si quitamos del entorno el salvaje terrorismo islámico. Es decir, así como los íberos intentaron levantarse tras la invasión islámica, con sus nefastas consecuencias para los perdedores cristianos masacrados, hace cuatrocientos años las fricciones también existían, así como la resistencia morisca a considerarse vencidos y como tal súbditos en un nuevo orden y nueva sociedad en la que nunca quisieron imbuirse ni adaptarse. Es sencillo de entender, la fe verdadera, la única fe, la del profeta Mahoma no fue capaz de asimilar una severa derrota, es más, consideraban y consideran su religión superior al cristianismo, no intentaron adaptarse a las nuevas exigencias y sus circunstancias. Y así fue que tras su expulsión, sus propios "hermanos" les recibieron a machetazos, para robarles, bajo la excusa de considerarlos conversos al cristianismo. En resumen, el libro es bueno, pero no me ha gustado esa recurrente criminalización hacia los malvados cristianos, vagos, "todos" hidalgos y poco inteligentes. Existe el término medio, la escala de grises, y sobretodo otros acontecimientos de la historia que dejaron huellas crueles en las zonas de frontera severamente y repetidamente asediadas por sucesivos levantamientos árabes. ¿Acaso las fiestas de moros y cristianos son casuales?
hace 8 años
17
-6