LA HOGUERA DE LAS VANIDADES Tom Wolfe, 1987 De este título solo me acordaba de la película de hace 30 años, nada más. No la vi, no apareció nunca en mi radar de las buenas películas. Hace una semana y media Roberto Carlos Guzmán me recomendó el libro y tuve que dejar todo a un lado para aceptar el reto de sus 700 páginas. He quedado agradecido y sorprendido. La literatura estadounidense me gusta mucho porque se aleja de la pomposidad intrincada y exhibicionista de algunas “escuelas” o tendencias. No pierde contacto con la realidad (con notables excepciones), es ágil, de fácil lectura y muy bien trabajadas. Obviamente no me refiero a las obras literarias comerciales, a los “best sellers”, que llenan con hojas y hojas de intrascendentes diálogos, descripciones, retratos y situaciones de relleno solo para justificar enviar a la imprenta un ladrillo de 800 páginas y para consumo masivo, para engañar a la gente. No por comer más se está más sano decía Sócrates. No por atiborrarse de Tom Clamsy, Taylor Cadwell, John Grisham, o las tristes sagas como Crepúsculo o Los juegos del hambre o Divergente, etc, la persona puede considerarse culta. Es como creer que se ha comido sano después de comer un barril de palomitas de maíz. Pero bien, volviendo a este entretenido libro, pero sobre todo, instructivo e inquietante, porque te muestra como un documental la sociedad en diferentes aspectos de la Nueva York de los años 80, un libro que podría desaparecer mil años y ser retomado por futuras civilizaciones o aliens, y dar una idea clara de la megametrópolis con detallada explicación, e inquietante, porque sin ser una sesuda obra maestra de la literatura universal, es realmente muy bueno, con un trabajo periodístico de investigación valioso, pero que resulta que no ganó ni fue reconocido sino solo por la máquina de hacer dinero de Hollywood. La trama en apariencia sencilla, un rico de Park Aveneu atropella y deja tirado a un negro joven, pobre y buen estudiante del Bronx, pero en el desarrollo de la misma se desviste la avaricia de Wall Street, la hipocresía y falsedad de la alta sociedad, sobre todo de los nuevos ricos, los negocios sórdidos, las infidelidades, la voracidad de las clases pobres y su falta de sentido común, las ansias desesperadas de sobresalir de los políticos, representantes de minorías, policías, fiscales, jueces, periodistas en fin, es una hoguera de vanidades que a todos los lleva al fracaso, o al menos, a cometer serios errores. La novela está hecha por un periodista que incluso creó una nueva tendencia de hacer periodismo y se nota en esta novela. Se toma el tiempo para zambullirse en las profundidades del sistema legal penal, en las transacciones bursátiles, en el sistema de educación para las clases bajas, la política, la delincuencia, etcétera, de tal forma que no solo entretiene, sino que instruye, aparte de llevarlo a uno a pasear por la Gran Manzana describiendo teatros, restaurantes, residencias, fiestas de millonarios, y por si fuera poco, agregarle la historia de Nueva York desde su descubrimiento, pasando por las olas de migrantes y las tendencias en los 80 en la ciudad que nunca duerme. Disfruté enormemente esta obra que, a pesar de ser una construcción muy inteligente y muy entretenida, no pasa de ser una obra de consumo masivo, comercial. Carlos Alvarenga 14/7/20 #TUPoetaSoyYO
hace 4 años