Una novela cruda , dramática, de una familia sometida por el padre, un fanático religioso católico, en la exótica Nigeria. Todo parece normal hasta que los hijos, Kambili y Jaja salen de visita a casa de tía y descubren otro mundo que cambia por completo el orden de la familia.

Me parece que el libro comienza prometiendo y con algo original por la localización y cultura diferentes pero en algún punto, se estanca. Cuenta la historia de una chica con muchos privilegios poco comunes en su país pero con una situación muy complicada en casa, lo cual ya me hace recordar situaciones cercanas. Por otro lado, en la protagonista se van produciendo ciertos cambios pero con algunos elementos superficiales y hasta con situaciones típicas de películas de adolescentes americanas. Esto hace que no me sorprenda y que pierda un poco la línea del drama y la historia de superación que esperaba.

No tengo palabras. Todos los elogios quedan cortos. Páginas que son un baño de realidad. Una llamada a la concienciación y al alma. Chimamanda construye un relato creíble, palpable, tangible, de una dureza excepcional. Los ojos de Kambili se asoman al mundo con curiosidad. Tiene interiorizado como naturales, hechos que no lo son y no se escandaliza de conductas inapropiadas de un progenitor. Este tiene una personalidad prismática y cambiante comprometido con su comunidad eclesial y sus necesidades pero imprimiendo una dureza en el ámbito familiar que hace pensar. Hacia tiempo que un libro no me calaba tan hondo. Una maravilla que regalaré y recomendaré. Maravilloso.

¿Cuál es el límite del control y el castigo que un padre tiene con sus hijos? Esta novela me sorprendió al ver que no existía tal con las personas más importantes de tu vida, tu familia. Lo único que importa es no caer en pecado, que para este fanático religioso cualquier cosa cotidiana podía llegar a serlo. Una novela triste pero a la vez, alegre. Con un final inesperado que personalmente, me dejó con mal sabor de boca. Totalmente recomendable.

Me ha encantado! Lo recomiendo. Una novela con momentos de tristeza por el fanatismo religioso y momentos de esperanza cuando ven otra vida familiar en casa de su tia. Además de la historia, cuentan los momentos que está pasando el país y sus tradiciones.

Estremecedora historia, narrada con extrema sensibilidad. La relación entre la relatora y su padre, fanático religioso al tiempo que espíritu altruista, sobresale entre un puñado de personajes tan creíbles como interesantes. Una obra redonda a través de la cual se demuestra que las ansias y las motivaciones de los seres humanos son independientes del lugar que habitan en el planeta.

En "La flor púrpura", Adichie narra la desgarradora historia de una familia marcada por la opresión obsesiva de un patriarca dominante. Represión, violencia, fanatismo religioso... La novela cuenta con innumerables episodios de este agrio sabor amargo; pero también cuenta con partes en las que predomina la alegría, el amor, y las ansias de libertad. Enmarcada en Nigeria, refleja con suma fidelidad como es a veces de dura la existencia en el anárquico continente africano: Una desangelada vida de contrastes, en el que los gobiernos se suceden en un juego incesante de toma y daca por la toma del poder. Y en el que despotismo y la corrupción, afloran sistemáticamente por doquier. Está bastante bien.

Me ha gustado mucho.

Es una novela de ficción narrada en primera persona por Kambili, una chica de quince años que pertenece a una familia católica adinerada que vive en una ciudad de Nigeria. Kambili, junto a su hermano mayor Jaja, sigue una vida totalmente controlada y supervisada por su padre, fanático religioso, aparentemente una excelente persona de cara al exterior, pero que esconde en casa un submundo de miedos y represalias. No será hasta que ambos hermanos entren en contacto con su tía paterna y sus primos, a los que apenas conocen, cuando empezarán a descubrir que existe otra manera de ver el mundo en que libertad de opinión, respeto y amor pueden convivir perfectamente. A través de los ojos de Kambili vemos la lenta pero inevitable transformación que se produce en ella. Aunque fue su primera novela me ha parecido muy buena. También me ha gustado especialmente la ambientación, como muestra la inestabilidad política del país, o detalla las comidas típicas y algunas de sus tradiciones. No es autobiográfica, pero se nota que contiene elementos extraídos de las vivencias de la autora. Me ha encantado y la recomiendo.