Como muy bien lo indica Collins en la presentación de su novela, una buena historia no alcanza para construir una buena novela. Hacen falta personajes, seres humanos que le den vida a la historia, hombres y mujeres que vivan la aventura y la vuelvan real para aquellos hombres y mujeres que la lean. Collins lo consigue con una maestría absoluta. De tal forma que al pasar la última hoja el recuerdo de Marian, Laura, Walter, el conde Fosco y Sir Percival Glade, entre otros, seguirá siendo parte de la historia de 'La dama de blanco', pero también de nuestra propia historia.
hace 14 años