En un microcosmos de sospechosa felicidad, donde nunca ocurre nada grave y los días se funden unos con otros como «ceras de colores en una bolsa de plástico olvidada al sol» los idílicos hogares son el caldo de cultivo del tedio y la frustración, un entorno del cual no pocos sueñan con escapar. Por ejemplo Sarah, atrapada en su papel de madre y esposa, situación que nunca hubiera imaginado pocos años atrás, mientras preparaba su doctorado. O Todd, padre moderno y excitante icono entre las aburridas madres del parque, que se ocupa de su hijo de tres años mientras su mujer se dedica a producir documentales. Cuando la corriente eléctrica fluye inconteniblemente entre ambos, el frágil equilibrio de la comunidad se tambalea. Y por si no fuera suficiente, la llegada del inquietante Ronnie, que vuelve a casa de su madre tras cumplir condena por exhibicionismo, altera definitivamente la paz de este plácido enclave. Los miedos y obsesiones salen a la luz, poniendo de relieve el contraste entre el discurso público y la miríada de traiciones y deslealtades que contaminan las relaciones de los mismos personajes en la esfera privada.