Ya en vida, la figura del poeta Jaime Gil de Biedma (1929-1990) estuvo envuelta por un halo de leyenda. Vástago de una familia vinculada a la aristocracia castellana, trabajó como alto ejecutivo en la Compañía de Tabacos de Filipinas. Este empleo le llevó a viajar por todo el mundo y a vivir largas temporadas en Manila. Paralelamente, Gil de Biedma compuso una breve e intensa obra poética, considerada por muchos como la más influyente del último medio siglo en España. Poeta de la experiencia, cantó con ironía a los placeres y momentos perdidos antes de refugiarse en un enigmático silencio que contribuyó a cimentar su gloria. Pero sabedor del irreparable paso del tiempo, acabó inmolándose en un juego pasional donde vida y literatura formaban un todo. Miguel Dalmau ha dedicado varios años al estudio de esta personalidad poderosa, fascinante y compleja, a partir de testimonios del círculo de Gil de Biedma y de importante material inédito. Su retrato biográfico se despliega así como un tríptico contemporáneo –a la manera de Bacon- donde el respetable abogado de empresa convive con el poeta exquisito y el amante secreto.