El fantasma de Ernest Hemingway se aparece al autor de esta novela para contarle su vida y, sobre todo, para confesar, en un ejercicio inconmensurable de sinceridad, la razón de algunas acciones de máximo heroísmo y de las que nunca se ha sentido orgulloso. Yo, Hemingway es una novela en la que el autor, Antonio Civantos, se comporta como un simple amanuense que escribe al dictado todo lo bueno y lo malo que el gran escritor americano quiere desvelar de su existencia. El lector asistirá a la catarsis voluntaria de uno de los escritores más famosos de todos los tiempos. ¿Estuvo Hemingway enamorado de Antonio Ordóñez? ¿Que relación tuvo con Scott Fitzgerald? Claro que el escritor tampoco se olvida de relatarnos un sin fi n de aventuras amorosas con todo un fi rmamento de mujeres, desde Gertrude Stein a Marlene Dietrich, pasando, obviamente, por los avatares de sus cuatro matrimonios. ¿Su tercera mujer, Martha Gellhorn, fue una de las damas del Kremlin? Pero no sólo de amor muere el hombre, ya que Hemingway no rehuye tampoco la confesión en el campo de la política, contándonos sus relaciones con José Stalin, Fulgencio Batista, Fidel Castro, Edgar Hoover, etcétera. Hemingway también valora en este libro el grado de compromiso que mantuvo con la Segunda República durante la guerra civil española, además de sus relaciones con los soviéticos destacados en Madrid y su posición personal en el caso del asesinato de José Robles. Por cierto, ¿dónde estuvo Hemingway durante el desembarco de Normandía? ¿Cuál fue la razón de su suicidio?