Tiempo de corazón nace entre el devenir de dos tierras propias, unas veces abruptamente, y otras lentamente, meciendo, forjando, deconstruyendo y construyendo la propia identidad. El tiempo delimita el espacio, el encuentro, la curvatura del amor, la lujuria. El tiempo sacude el corazón. El tiempo ofrece más tiempo, otro tiempo, y así sucesivamente el corazón queda instaurado en tiempos, en momentos, pertenecientes a la propia historia, entrelazados con culturas, gente, razas, lenguas y colores. Todo lo arropa el corazón en el sí de tiempos.