Esta memoria autobiográfica se ciñe al tiempo que la escritora emprende su viaje al nuevo mundo. En 1833 y 1834, Flora Tristán emprende un viaje a Arequipa en busca de la redención de su condición de paria. Al titular su libro como Peregrinación, la escritora alude al carácter de expiación que acompaña su peregrinar al Nuevo Mundo.