Monterrey, México, 1995. El brutal asesinato de una joven violinista y la desaparición de su instrumento abren una cadena de hechos que deja al descubierto sórdidas áreas del alma humana. Casi diez años más tarde, la escena se completa cuando un mediocre laudero encuentra el violín a más de mil kilómetros del sitio donde fue robado. Al cuadro van agregándose ministeriales corruptos e incapaces, un maestro de composición que recomienda a sus pupilos hurgar en la muerte en busca de ideas, una incipiente violonchelista que sueña con destacar como ejecutante e informantes que manipulan la justicia con técnicas de dominó. Con altas dosis de erotismo como contrapunto y complemento de la violencia, Partitura para mujer muerta es una invitación a explorar la perturbadora belleza de la muerte. Este libro consiguió el Premio nacional de Literatura Policíaca en 2006.